Editorial: Urano, sello Puck
Número de páginas: 352
Género: Ficción
Autoconclusivo
Xiomara Batista se siente ignorada e incapaz de ocultarse en Harlem. Desde que su cuerpo se volvió curvilíneo, aprendió a dejar que sus puños y su fiereza hablaran por ella. Pero X tiene mucho para decir, por eso descarga su frustración en las páginas de un cuaderno y recita las palabras para sí misma como si fueran plegarias, especialmente después de verse invadida por fuertes sentimientos hacia un chico de la clase de biología. Ante la determinación de mami de forzarla a obedecer las leyes de la Iglesia, Xiomara comprende que es mejor guardarse sus pensamientos. Cuando la invitan a unirse al club de poesía slam de su escuela, sabe que no podrá asistir a menos que logre sortear las reglas de mami y mucho menos decir sus palabras en voz alta. Pero aún así no puede dejar de pensar en interpretar sus poemas frente a un público. En alzar su voz. Porque, a pesar de que el mundo no quiere escucharla, Xiomara se niega a permanecer en silencio.
¡Muchísimas gracias a la editorial por el ejemplar!
Necesito que quede claro antes de comenzar a leer esta reseña que leer Poet X fue una experiencia única; poderosa, real, trasparente, una historia que despasa el papel y se impregna en el corazón. Amé todo lo que Acevedo nos ofreció entre versos desgarradores y sentimientos a flor de piel.
Ya había leído unas cuantas reseñas postivisimas sobre este libro y moría por leerlo, aun así lo comencé insegura, esperando que fue el tipo de historia para mi.
Así que me aventuré en la vida de Xiomara Batista, una joven de dieseis años incomprendida, censurada y agredida que drena sus verdades, sus silencios en bellos y poderosos versos para aliviar su alma. Vive con sus padres y su hermano mellizo en una casa con costumbres doctrinadoras basados en la religión. Y los problemas recién comienzan:
El catolicismo, para ella, es una cruz pesada a la cual cargar más que un refugio sagrado al que acudir. Dudas inundan su cabeza, dudas que su madre no puede concebir que ella tenga, y la castiga, la reprende, porque no fue la hija que siempre había deseado.
Su cuerpo llamativo que no se le permite mostrar pero que a los hombres se le permite observar y comentar sobre él, solo le trae conflictos.
Experiencias y sensaciones que desea probar como la joven adolescente que es pero que no puedo ya que se consideran pecaminosas.
y un cuaderno de cuero que guarda en sus paginas un sin fin de pensamientos.
Sip, ¿ven por qué digo que es tan especial? Es una historia distinta, innovadora y, fundamentalmente inspiradora. A través de poemas, Xiomara nos cuenta desgarradoras verdades, su forma de ver el mundo, como su entorno, su familia, su comunidad, sus amigos, la iglesia, influyen en su vida, y como eso la va formando en quien es.
Ante todo quiero destacar la increíble forma que tuvo la autora de enseñarnos el crecimiento de Xiomara, de dejar al descubierto todos los problemas y pensamientos que tiene una adolescente de su edad, y como estos no deben ser desmerecidos. Es una edad sumamente importante en la vida donde uno se redefine por fuera de la mirada de los padres y eso puede implicar inseguridades, decepciones, y angustias.
Es impecable como logró hacerme sentir tanto a través de sus versos, como me sentí identificada, escuchada y entendida por la autora. Hay procesos y sentimientos que todos atravesamos a esa edad y la autora los supo captar de un modo precioso y verdadero.
El catolicismo, para ella, es una cruz pesada a la cual cargar más que un refugio sagrado al que acudir. Dudas inundan su cabeza, dudas que su madre no puede concebir que ella tenga, y la castiga, la reprende, porque no fue la hija que siempre había deseado.
Su cuerpo llamativo que no se le permite mostrar pero que a los hombres se le permite observar y comentar sobre él, solo le trae conflictos.
Experiencias y sensaciones que desea probar como la joven adolescente que es pero que no puedo ya que se consideran pecaminosas.
y un cuaderno de cuero que guarda en sus paginas un sin fin de pensamientos.
Ante todo quiero destacar la increíble forma que tuvo la autora de enseñarnos el crecimiento de Xiomara, de dejar al descubierto todos los problemas y pensamientos que tiene una adolescente de su edad, y como estos no deben ser desmerecidos. Es una edad sumamente importante en la vida donde uno se redefine por fuera de la mirada de los padres y eso puede implicar inseguridades, decepciones, y angustias.
Es impecable como logró hacerme sentir tanto a través de sus versos, como me sentí identificada, escuchada y entendida por la autora. Hay procesos y sentimientos que todos atravesamos a esa edad y la autora los supo captar de un modo precioso y verdadero.
Me pareció sumamente importante la incorporación de ciertos temas que son tabú, son censurados, son poco escuchadas, y a los cuales la autora les dio un lugar y un micrófono para que pidieran gritar sus verdades.
Una de estas verdades, realidades que no se quieren ver pero que están allí afuera todo el tiempo, es el acoso callejero. La protagonistas sufre constantemente de acoso ya que los hombres sienten la necesidad de comentar y hasta tocar su cuerpo como si fuera un objeto, solo por simple hecho de creer que está "provocando" cuando no es así en lo absoluto. Y esto PASA SIEMPRE. Es parte del día a día de todas las mujeres y se tiene que TERMINAR. Leerlo, sentirlo a través de sus versos cargados de rabia e impotenencia me llegaran al alma, me fue imposible no sentirme identificada con cada palabra de un poema es especifico.
Y me encanta que este en un libro juvenil porque esto necesita visibilizarse, no normalizarse, no tener que esconderse para que no suceda.
